Elena y Damon vuelven a encontrarse en el funeral del padre de Tyler. La chica se muestra preocupada con él, pues piensa que Katherine lo puede llevar por el mal camino. Elena insiste en saber cómo está su amigo, y éste le responde “Te besé. Creí que me correspondías y descubrí la cámara oculta. ¿Cómo crees que estoy?”. “Creo que estás dolido” le dice ella. Pero Damon no quiere reconocer que está dolido. Elena no se lo cree, y Damon le pregunta por qué le sorprende tanto que la besara. “Eso no es lo que me sorprende, sino que pensaras que te correspondía”. El rostro de Damon no puede evitar decepción, y le responde “eso sí duele”.
Demasiadas emociones para Damon en esta capítulo, y por si no hubiera sido suficiente, Katherine irrumpe en su casa con el objetivo de despedirse al no haber sido muy bien recibida, pero el vampiro no se espera la reacción de ésta:
K: ¿Un beso de despedida?
D: Preferiría matarte… (no puede evitar la decepción que se ha llevado con ella desde que descubrió que no estaba en la tumba). ¿Por qué has venido?
K: Nostalgia, curiosidad, etc.
D: Las frases enigmáticas no son lo tuyo. ¿Qué tramas?
K: Créeme Damon. Cuando trame algo lo sabrás (Katherine se le acerca desafiante). Vamos Damon. Bésame… o mátame. ¿Qué opción eliges? Sabes que solo puedes decantarte por una… (los labios de Katherine se acercan a los de Damon, pero éste se aparta y le da la espalda. Kath no se da por vencida, y lo tumba violentamente en el suelo). Mi dulce e inocente Damon…
Damon se aparta de ella con despecho y se pone encima suyo con rabia, intentando ahogarla. Katherine lo mira divertida y Damon la besa con toda la furia contenida de estos últimos años. Parece que a la vampiresa le gusta su lado violento, y lo empotra con la pared mientras empieza a quitarle la camisa. Pero a pesar de la excitación Damon consigue frenar en el último momento, pues tiene una pregunta que hacerle y que le corroe desde hace más de un siglo. “Dime la verdad y olvidaré estos 145 años echándote de menos. Olvidaré lo mucho que te he querido. ¡Lo olvidaré todo! Y volveremos a empezar. Este puede ser nuestro momento, tenemos tiempo. Es lo bonito de la eternidad. ¡Pero dime la verdad de una vez!”. Katherine le interrumpe: “Sé cual es la pregunta… y tiene respuesta. La verdad es que nunca te he querido. Siempre quise a Stefan”.
El rostro de Damon se desencaja mientras Katherine abandona la casa de los Salvatore. Su muerte y amor por la vampiresa han sido en vano, y la búsqueda para abrir la tumba una pérdida de tiempo. Demasiado dolor para asumir en tan poco tiempo… y lo acaba pagando con Elena, sorprendiéndola en su habitación medio borracho. Vuelven a tener una conversación acerca de sentimientos que él niega, como siempre. Pero Elena lo conoce y sabe que miente. Damon cambia peligrosamente de tema, pues el motivo de su visita no es otro que hacerle ver que es una mentirosa con sus sentimientos “¿Te sorprende que creyera que me correspondías? ¿Tan raro es que pensara que era mutuo?. Lo que hay entre nosotros significa algo. ¡Tú eres la mentirosa! Hay algo más que amistad ente nosotros y lo sabes” Damon está enfadado y se levanta de la cama para acercarse a ella. “¡Me estás mintiendo a mí, estás mintiendo a Stefan y te estás mintiendo a ti misma!. Te lo demostraré”. Damon intenta besarla, pero Elena se aparta. “Damon no! ¿Pero qué te pasa? Para!. Tú no eres así” Damon le responde “Ahí te equivocas” y la intenta besar de nuevo. Elena vuelve a apartarse diciéndole “Me importas, Damon. Me importas mucho, en serio. Pero quiero a Stefan. Siempre querré a Stefan”.
Las palabras de Elena son las mismas que le ha propiciado Katherine hace un rato, y si anteriormente dolían, escucharlas de nuevo ha sido como clavarle 100 cuchillos envenenados. Damon ya no puede más… y cuando Jeremy interrumpe en la conversación, le ataca y le rompe el cuello para que se convierta en un vampiro… todo por intentar herir a Elena, quien acude a socorrer a su hermano, pero está muerto. Por suerte lleva el anillo mágico que le dio su tío John y que le devolverá a la vida, pero eso no es suficiente para ella. Cuando Stefan acude a la escena, intenta excusar a su hermano asegurándole que habrá visto el anillo, y que Katherine ha matado todo lo bueno que había en él. Pero Elena lo duda bastante, porque a pesar de todo, le conoce. “No hay nada bueno, Stefan. Ya no. Ha decidido lo que quiere. No quiere sentir. Prefiere ser odiado. Es más fácil de esa forma… y lo ha conseguido. ¡Le odio Stefan!”
Con esta escena volvemos al punto de partida… ¡y me encanta! Damon tiene muchos puntos débiles todavía. Por un momento ha decidido apagar el interruptor de la humanidad porque la vida es más fácil de esta forma, a pesar de conseguir que Elena le odie, pero.. ¿Será verdad lo que dice Katherine? ¿Es el odio el principio de una historia de amor y no el final?
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